Una oenegé de Barcelona saca de prisiones de Nepal a niños encarcelados con sus madres


EL DERECHO PENITENCIARIO - ROSA M. BOSCH (La Vanguardia)
4 ENERO 2025

Todo empezó uno de los veranos que Marina Portabella pasó en Katmandú ayudando en un orfanato. Uno de los niños le comentó que no era huérfano, que su madre vivía pero que estaba encarcelada y que ni a él ni a su hermano les permitían mantener contacto con ella. Marina se empeñó en que pudieran visitarla, consiguió acompañarlos a la prisión en la que cumplía condena y presenció que allí, entre rejas, malvivían muchos menores con sus progenitoras. Esa experiencia alumbró Dream Nepal, una pequeña oenegé que acoge y escolariza a los hijos de más de tres años de edad de personas que cumplen condena. Mantener el vínculo es prioritario; por eso cuando recuperan la libertad vuelven a vivir juntos.

La mayor parte de la trayectoria profesional de Marina transcurrió en el local Luz de Gas de Barcelona como relaciones públicas y, después, fue una de las fundadoras de Sunmusic, promotora de Canet Rock, entre otros eventos. Pero siempre había sentido inquietudes sociales y destinaba sus vacaciones al voluntariado en México, Mali, Sri Lanka, Nepal ... “En Luz de Gas coordinaba la cesión de la sala a oenegés de lunes a jueves, por eso conocí al Pare Manel y gracias a él contacté con el padre Elias y su organización Niños sin Barreras, dedicada a promover el contacto de reclusos de Brians con sus hijos”, relata. Se sumó a la iniciativa y tuvo la oportunidad de profundizar en los entresijos del mundo penitenciario, una experiencia valiosa a la hora de emprender su proyecto en el país del Himalaya.

Dream Nepal arrancaba en julio del 2016 con la puesta en marcha de la primera casa de acogida, Mala Home, un agradable espacio con jardín en la afueras de Katmandú. Ahora funcionan tres hogares con 53 menores; además, ha replicado el modelo en Medellín (Colombia).

Su vida transcurre entre Katmandú, donde pasa al menos seis meses al año, Medellín, y Barcelona, su ciudad.

La iniciativa nepalí empezó con la complicidad de Indira Ranamagar, una trabajadora social que fundó Prisioners Assistance (PA), la oenegé que funciona como contraparte local de Dream Nepal. PA tiene diferentes programas para apoyar a las personas reclusas y a sus hijos. Ranamagar ha sido distinguida internacionalmente por su labor, goza de notoriedad en su país y actualmente es vicepresidenta del Parlamento.

“En julio del 2016 abrimos la primera casa, yo iba y venía de Barcelona, pero después lo dejé todo para dedicarme íntegramente a esto. Hasta el momento han pasado 117 niños por los tres hogares Mala Home, la mayoría regresan con su madre, o su padre, cuando estos finalizan su condena, pero nosotros les seguimos pagando la educación hasta los 18 años, no queremos que volver con la familia signifique dejar la escuela por falta de recursos”, detalla. De los que han alcanzado la mayoría de edad y siguen bajo el paraguas de Dream Nepal, tres están en la universidad y tres chicas ya han culminado su formación. “Son jóvenes independientes y empoderadas: Anita acabó Sociología y es la coordinadora de nuestro Programa Joven; Chanda estudió Negocios y se ha incorporado a la junta de Dream Nepal, y Arati es enfermera en un hospital de Katmandú”, comenta con satisfacción.

En cada casa residen unos 18 niños con tres cuidadoras que los protegen y les dan cariño. Después del colegio disponen de amplios espacios para hacer los deberes y jardines para los juegos. Disfrutar del aire libre es aún más balsámico para los que han estado recluidos en celdas. Todos los sábados hablan por teléfono con sus madres, si es posible las visitan cada uno o dos meses y durante las vacaciones pasan varios días con ellas en la cárcel. En la gran mayoría de casos es la madre la que está en prisión y el padre se desentiende.

“No soy partidaria de crecer mucho para no perder nuestra esencia, el secreto es que somos como una familia, queremos cuidar muy bien a los niños. Si vemos que alguno está solo, triste, lo ayudamos, lo mimamos, estamos muy pendientes de su bienestar. Los vacunamos, les proporcionamos gafas, los llevamos al dentista y hemos contratado a un médico a tiempo completo”, detalla Marina. Sus planes son seguir como una oenegé de pequeñas dimensiones, a lo sumo abrir una cuarta casa y acoger a un máximo de 70 o 80 menores.

Fundaciones, empresas y donantes particulares, además de lo recaudado gracias a la organización de eventos como la Nit d’Humor (7 de abril en el teatro Victòria), aportan el grueso del presupuesto, unos 400.00 euros anuales.

Aunque no existe información oficial se estima que alrededor de 300 niños viven en las cárceles nepalíes con sus madres. Las instituciones de protección de la infancia recomiendan que a partir de la edad de tres años los pequeños ya no sigan en la prisión, un entorno violento y sin acceso a una formación adecuada. Cuando sus familias no pueden hacerse cargo de ellos el papel de organizaciones como Dream Nepal es relevante.


Copyright 2001 - 2025 Aladino. aladino946@hotmail.com Todos los derechos reservados