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El jefe del Servicio de Gestión de Penas de León se despacha en 22 folios tras su jubilación: "Hay falta de interés en las penas alternativas, tongo en los horarios, bajas no razonables..."
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EL DERECHO PENITENCIARIO - Francisco Javier Marcos González (Diario León)
27 SEPTIEMBRE 2024
Al hilo de mi reciente jubilación como jefe del Servicio de Gestión de Penas y Medidas Alternativas (SGPMA) de León, no quisiera dejar pasar la oportunidad para echar un vistazo atrás y valorar la gestión, evolución y cambios que en los últimos 6 años, al frente o como responsable del servicio, se han producido, por considerar que puede ser de su interés al objeto de mejorar su funcionamiento.
En principio, he de comentarles que tras mi toma de posesión, resolví operar una profunda transformación del servicio por considerar que, salvo un excepcional sacrificio personal, el sistema de trabajo no podía continuar funcionando bajo los mismos parámetros o condicionantes con que se venía desarrollando.
Enlace a la noticia completa publicada por Diario de León
De forma resumida, antes de mi toma de posesión, el servicio, en consecuencia el trabajo, estaba repartido y distribuido de una forma errónea, claramente descompensada y desequilibrada y de una forma claramente personalista o dependiente, en este caso, de dos efectivos: el jefe del Servicio y un director de Programas.
Estas dos personas eran las que literalmente llevaban el Servicio, realizando el 60-70 % del trabajo, imagino que de forma voluntaria, pues lo que hacían excedía con mucho de sus atribuciones.
Es así que, durante la etapa de transición en la que compartimos tiempo en el Servicio, atendían el teléfono, realizaban todos los planes de ejecución, los remitían a las entidades y juzgados, atendían todas las comunicaciones del Lexnet, resolvían absolutamente todas las dudas que se planteaban, etc.…
Por ello no dudo en afirmar que las tareas que realizaban los administrativos del Servicio eran poco menos que residuales, limitándose a registrar sentencias, dar altas y bajas en Seguridad Social y algunas pocas cosas más.
A la vista estaba que, el dicente no podría asumir dicha carga de trabajo, por lo que desde un primer momento me planteé que fueran los servicios administrativos los que realizasen muchas de estas tareas, las correspondientes a la parte proporcional de los expedientes que a cada uno le asignase, pretendiendo que ellos conociesen todas las gestiones que conlleva la gestión integral de un expediente, así como del Servicio, funcionamiento que sigue el modelo de la práctica totalidad de los órganos administrativos donde los expedientes se llevan o distribuyen entre los trabajadores por letras o por otros criterios de separación similares.
Esta idea general que, en la práctica está impuesta en muchas unidades administrativas con las excepciones que procedan, Oficina de Gestión, Juzgados, resto de SGPMAs, etc.., les adelanto, ha sido un rotundo fracaso.
Como quiera que se avecinan nuevos tiempos, me gustaría adelantarles las causas que han justificado dicho fracaso por si en un futuro pudiera ayudarles en la reconducción del Servicio.
1.- ESCASO INTERÉS E IMPLICACIÓN DE LOS SUPERIORES DEL CENTRO PENITENCIARIO CON LAS PENAS ALTERNATIVAS
En lo referente a este aspecto cabe reseñar que aunque desde el Centro Directivo se nos ha trasladado un compromiso total, concretamente desde la Subdirección General correspondiente a éste área, con las medidas alternativas, compromiso que se ha ratificado de forma continuada y constante con un “hilo directo” con nuestro Centro Directivo, desde el Centro Penitenciario este contacto ha sido prácticamente inexistente.
Así, mientras en el Centro Directivo se ha creado un grupo de trabajo excepcional que nos ha atendido siempre y en todo momento y que no quiero mentar individualmente por no olvidarme de nadie, desde el Centro Penitenciario la implicación ha dejado mucho que desear. De hecho, se ha limitado a 4 visitas contadas de la Sra. Directora, una de ellas con motivo de la presencia del Secretario General, casi siempre 10 minutos antes de la celebración de la Junta de Tratamiento y poco más. Y ello, entendiendo que como mínimo una vez al mes, Vd. y su Subdirectora deberían despachar todos aquellos asuntos que tanto desde una parte u otra se considerasen y para ello sería necesario que como cualquier otra Subdirección, tomasen nota para que junto a Régimen, (en la actualidad Gestión), Tratamiento y Seguridad, las Penas Alternativas formasen parte de las reuniones o del grupo de mandos que componen los centros penitenciarios. Y no sería muy descabellado pensar que de seguir con la importancia que quieren dar a este apartado de la Secretaría General, se crease dentro de los centros penitenciarios una Subdirección de Medidas Alternativas porque entre otras cosas no resulta razonable que personal a tu cargo te “toree”, como ha sido el caso.
"No sería muy descabellado pensar que se crease dentro de los centros penitenciarios una Subdirección de Medidas Alternativas porque entre otras cosas no resulta razonable que personal a tu cargo te toree, como ha sido el caso"
Preguntar o protestar de algo y contestarte que “ahora no toca hablar de eso” ha sido la respuesta continuamente repetida de esa parte. Por ello, la sensación de la totalidad del personal del Servicio es que el SGPMA de León, los conocidos como “los Trabajos en Beneficio de la Comunidad, los TBCs”, juegan dentro del Centro Penitenciario de León la liga de los reservas, la regional preferente de alevines.
En consonancia con ese “ahora no toca hablar de eso” está el que, en realidad, “nunca se llega a hablar de eso”, en consecuencia, eso, que es un problema, nunca llega a existir porque al parecer nunca hay tiempo para hablar de eso. Y yo de un tiempo a esta parte, la verdad, me he vuelto, también un poco dejado y escasamente receptivo; hasta el punto de que cuando me dicen que “hoy no toca hablar de eso”, lo considero una excusa tan peregrina que prefiero no hablar de nada, porque parece o da la sensación de que sólo se quiere atender “lo suyo”. Y si ese “ahora” se repite más de una vez, uno llega a la conclusión de que está demás.
Es por caso que ésta parece ser la política de funcionamiento de los últimos años; la basada en el silencio, en el maquillaje, en guardar la mierda debajo de la alfombra, en el todo va bien, en el dejar hacer y dejar pasar que llegó a implantarse, según mi sensación, en la Administración en época de “M.R.” y que a todos beneficia como se verá en ejemplos concretos más adelante, política que constituye un cambio substancial de lo que yo había visto hasta el momento en 35 años de trabajo.
Porque antes, por lo menos así me ocurrió siempre, acudías a un superior para hablar de un tema, de un problema o de lo que fuese y en mi vida oí un “ahora no toca hablar de eso”. Te podían tener en cuenta o no, algunos directamente te decían que el jefe era él y directamente te plantaba un no, pero al menos te escuchaban.
"Esta parece ser la política de funcionamiento de los últimos años, la basada en el silencio, en el maquillaje, en guardar la mierda debajo de la alfombra"
A escasas fechas de mi último día de trabajo, como Vds. recordarán, recibimos a los responsables de la fiscalización, control y supervisión del trabajo de los SGPMAs de toda España. Nuestro Servicio, este año, ha sido objeto de supervisión porque en el mismo han sido detectadas bastantes situaciones irregulares. ¿Cómo han reaccionado Vds. ante la comunicación de dicha visita a las dependencias de este Servicio? Pues como parece que está establecido actualmente y que he señalado: dando instrucciones para que el servicio de limpieza se realizase todos los días de la semana cuando ha estado semanas completas ausente; retirando de un día a otro 12 sillas que se llevaba años pidiendo su retirada por estorbar para el desempeño del trabajo; y dando instrucciones-consejo para que la totalidad del personal estuviese presente durante la visita cuando por norma los viernes (día de la visita), y los lunes sólo viene habiendo un efectivo en el servicio desde hace meses.
Es decir, según parece, o por lo menos así se da a entender, las cosas sólo se arreglan, maquillan o aparentan normalidad con motivo de las visitas, por su interés, la de los responsables, no por el de los trabajadores.
Esta sucesión de hechos conducen, de nuevo, a la sensación de que a nivel del Centro Penitenciario, las cosas del SGPMA solo se arreglan con motivo de las visitas de cargos de importancia, (pasó igual con la visita anterior del Sr. Ortiz), por ello, vuelvo a reiterar que parece no pintamos nada que, somos el último mono.
Al final, este pensamiento duele e influye en el estado de ánimo, lo crean ustedes o no, del personal, en consecuencia, en su rendimiento y en la calidad del servicio que se presta, más si sabes, porque lo has mamado, el trabajo que realizan otros compañeros en su puesto de segunda actividad en el Centro Penitenciario de Mansilla.
De igual modo, sería interesante, abandonar la postura negacionista que a menudo se adopta tanto desde esa Dirección como desde esa Subdirección con respecto de los problemas que se le plantean, explicándolos como simples “diferencias de opinión” o de disparidad de criterios. En este sentido, al dicente le resulta sorprendente y paradójico que un/a responsable, desde la distancia, que limita sus visitas a a un Servicio a tres o cuatro durante más de tres años, conozca con mejor detalle y precisión la situación o los problemas por los que atraviesa un departamento que el propio Jefe de Servicios que ha tenido a su frente los últimos seis años. Esta situación le hace sentir a uno, no tonto, tontísimo, un inútil, incapaz y resto de calificativos peyorativos que se le puedan ocurrir.
"Pues parece que está establecido actualmente dar instrucciones para que el servicio de limpieza se realizase todos los días de la semana cuando ha estado semanas completas ausente"
En este sentido hay valoraciones que pueden ser subjetivas y objeto de interpretación como más adelante se comentará. Otras son tan objetivas que no merece la pena discutir sobre ellas.
Pese a dicha objetividad, su negacionismo llega al extremo de cuestionar lo evidente, palpable y fácilmente corroborable, eludiendo resolver lo que desde mi punto de vista deriva en problemas colaterales para los funcionarios que componen el Servicio, en consecuencia, para el Servicio en general.
2.- FORMACIÓN
Sin lugar a dudas, este es el aspecto esencial para que cualquier servicio administrativo, sea de esta institución o de otra cualquiera, desarrolle su actividad de forma normalizada y eficaz.
Sin embargo, con ser el aspecto que considero fundamental, es el aspecto que con mayores carencias tiene el personal que desarrolla su trabajo en los SGPMA.
Fue con motivo de mi asistencia a un curso de formación para los Jefes de Servicio de los SGPMA cuando lo puse de manifiesto a los responsables de Madrid: los necesitados de formación no éramos los Jefes de Servicios, sino los funcionarios que realizan las labores administrativas de los SGPMA. El Jefe de un Servicio, está para mandar, no para hacer las cosas por desconocimiento del personal que tiene a su cargo.
Esta manifestación parece haber sido tenido en cuenta ya que, desde aquel momento, anualmente, se viene convocando una formación básica en el manejo del SISPE, la aplicación a través de la cual se gestionan las medidas alternativas. Esta formación, no obstante, entiendo, resulta claramente insuficiente.
Con ser importante, pues el manejo del SISPE, supone un alto porcentaje del desarrollo del trabajo que a nivel administrativo se realiza en un Servicio, si no va acompañado de otra formación adicional, resulta escaso. Incluso dentro del mismo SISPE, si uno desconoce el significado,sentido y consecuencias de conceptos tan básicos para el desarrollo de este trabajo, como el de suspensión de condena, la comisión de nuevos delitos o revocación de la suspensión y sus consecuencias, la formación resulta claramente insuficiente. En consecuencia la formación que se debería de impartir debiera de ampliarse, con más horas, y comprender algo de penal, y del manejo de otras aplicaciones que aunque, ocasionalmente, también se usan.
Es de señalar que, llegados a este punto, la totalidad de funcionarios que han prestado sus servicios en este SGPMA trabajan como autómatas, en consecuencia, suele ser habitual que cuando el SISPE se sale de la cotidianidad general, los funcionarios se acercan a tu oficina con el consabido “esto no se lo que es”, (el documento en el que se somete al juzgado la decisión o no de la continuidad de la tramitación en virtud de la comisión de un nuevo delito por parte del penado). Y sin querer personalizar, he tenido funcionarios a los que después de tres años, he explicado como una veintena de veces este extremo. Y no me duele, ni me importa hacerlo siempre que haya implicación.
Pero sin llegar a profundizar en aspectos tan concretos, en los últimos meses, he llegado a detectar que incluso en aspectos mucho más básicos para el posterior devenir del expediente como es el registro de las sentencias, se vienen cometiendo errores de bulto tan gordos que he llegado a la conclusión de que el personal desconoce lo que es una pena directa, una pena sustituida, una pena suspendida, así como la competencia para conocer de la ejecución de una causa por el tribunal sentenciador, ejecutor o del de Vigilancia Penitenciaria. Estos detalles son fundamentales a la hora del registro en nuestro sistema de la documentación penal que te remiten los órganos judiciales, pues crea un importante número de problemas hasta que se corrigen dichos errores ya que ,en principio y de entrada, la propia documentación que gestiona la aplicación no va dirigida al órgano judicial competente.
Independientemente de ello y aparte del SISPE, en este Servicio se trabaja y accede al SIP (Sistema de Información Penitenciaria), a la página de la Seguridad Social, a Lexnet, Viogen, a la pagina de antecedentes sexuales con menores, Geiser, etc.…, y todo ello sin ningún tipo de formación del personal que conforma el Servicio; muchas de las cosas que conocemos ha sido a base de “trastear” en las distintas aplicaciones después de haber tenido una referencia de oídas de lo que se puede hacer o no se puede hacer en ellas. Y eso no es profesional. El boca a boca, entiendo, no es no es garantía de un aprendizaje adecuado.
"Los necesitados de formación no éramos los Jefes de Servicios, sino los funcionarios que realizan las labores administrativas de los SGPMA"
La constatación de este aspecto se puede tener en el mismo día de la visita de los responsables del Centro Directivo a este Servicio, donde tuve que dejar de atenderlos durante unos minutos para indicar al único funcionario que tenía realizando labores administrativas cómo se hacía el traslado de un expediente a otro Servicio de Gestión de Penas, trámite que puede considerarse como esencial y habitual.
Por esta carencia y a riesgo de no hacer las cosas medianamente bien, ¿en quién creen Vds. que ha recaído, en un primer momento y en gran medida la tarea formativa del Servicio? ¿Vds. se creen que alguno de los tantos efectivos ha abierto la primera página del manual del SISPE para consultar alguna duda?
Por ello vengo a recalcar la importancia de este aspecto, porque este Servicio resulta bastante exigente.
Como saben, el acceso a los puestos de trabajo de un SGPMA es a través de concursos y a través de puestos de segunda actividad. Los puestos de concurso, generalmente, no suelen representar ningún problema a nivel de formación, pues quién accede a ellos por concurso ya vienen de puestos de trabajo en el ámbito administrativo. Igualmente, existen actuaciones centradas en dichos puestos de trabajo. De tal manera, Psicólogos, Trabajadores Sociales y el mismo Jefe de Servicios reciben y tienen una formación específica.
Cosa distinta se puede decir respecto de los puestos cubiertos a través de la segunda actividad, personal que en su mayoría no ha desempeñado nunca una actividad administrativa y que desde los 57 años accede a estas tareas como distensión o compensación de su dilatada y penosa trayectoria, como mínimo 25 años, en el área de vigilancia.
Esta readaptación, pasar del área de vigilancia al administrativo, requeriría, por parte de nuestro Centro Directivo, de una planificación inexistente al día de hoy y un proceso a mayor largo plazo, evitando situaciones como la que actualmente sufren los SGPMAs, en la que tu Director se limita a remitirte personal y tú como responsable del Servicio le encajas de la mejor manera posible en la plantilla. Y digo “encajar”, pues alguno de ellos desconocen los conocimientos de ofimática más elementales, (como el copiar y pegar del Word), para desarrollar un mínimo de tarea. Aún así, siempre es posible encontrar una actividad acorde a cada uno. Hay tareas muy básicas y repetitivas que normalmente están al alcance de todos.
Pues bien, en la actualidad, nuestro Centro Directivo dispone para este personal de una única acción formativa, el curso de SISPE, un curso que en muchos casos resulta estéril e inútil. ¿Por qué? Porque en muchos casos cuando la convocatoria de la acción formativa se realiza, muchos de estos efectivos ya llevan meses en el puesto de trabajo, en consecuencia, una formación tan básica, de 30 horas como la que se les ofrece, resulta estéril. Lo adecuado sería que con algunos años de antelación, perteneciendo estos funcionarios al área de vigilancia, fuesen formándose en todas las áreas o en aquellas que más les gustase para que en un futuro no llegasen a los servicios administrativos con una mano en el bolsillo y otra en la espalda.
¿Cual es la situación que se padece en este momento en los Servicios como consecuencia de la dejación por parte de la Administración respecto de una función que a solamente ella corresponde?
a) la asunción por parte de la totalidad del personal del Servicio de estas funciones que la Administración no realiza
b) la asunción por parte del personal del Servicio de un riesgo con respecto de la calidad de la formación
c) la pérdida de tiempo
En este contexto quiero resaltar, concretamente, la situación del SGPMA de León en los últimos 6 meses en los que he prestado servicio, con un solo funcionario, (con 15 días de experiencia realizando tareas administrativas), y el que suscribe, En este contexto ¿quién creen que ha hecho el trabajo para salir del paso, porque sólo éste se ha podido hacer?
3.- ESTABILIDAD DE LA PLANTILLA
Este aspecto está íntimamente ligado al anterior. Que una plantilla estable, consolidada y con experiencia contribuye a un mejor desenvolvimiento de los servicios nadie lo pone en duda.
La plantilla de este Servicio, en ese sentido, ha estado en continuo movimiento, contabilizando a bote pronto hasta un total de 8 efectivos jubilados del personal adscrito a este Servicio en los últimos años. Esto da una idea de la exigencia del Servicio.
Como le he dicho en los preliminares, este Servicio, venía de un funcionamiento un tanto anómalo o inusual, una situación que, desde un principio, participé a los interesados no iba a poder continuar así cuando accedí como responsable del Servicio; entre otras cosas porque entendía que no podía asumir tal carga de trabajo; y porque el responsable, entiendo, debe de ordenar, dirigir, coordinar, resolver duda, impulsar, etc., no hacer literalmente las cosas, en consecuencia, dejé claro que: el que quisiera quedarse sería para aprender a trabajar, para hacer las cosas y para llevar sus propios expedientes.
"Dejé claro que el que quisiera quedarse en el servicio sería para aprender a trabajar, para hacer las cosas y para llevar sus propios expedientes"
Este cambio verbal de planteamiento conllevó la primera baja casi de forma inmediata: la del efectivo más veterano que, pudiendo estar ya jubilado, viendo alterada su zona de comfort, optó por la solución más razonable.
A este caso, le han seguido muchos otros que, al rumor de como se “vive en el Centro de Inserción Social”, CIS, han solicitado su puesto de segunda actividad en el SGPMA. No sé lo que esperarían encontrar en el CIS, pero si esperaban encontrar el mismo comfort de algunos de los puestos de trabajo en segunda actividad en Mansilla o anteriormente en este Servicio, haciendo las cuatro cosillas que antes hacían, se equivocaron.
Como he señalado anteriormente, este puesto de trabajo, el puesto de trabajo administrativo del SGPMA, e incluso del propio CIS, es bastante exigente. Exige una formación completa.
Resulta tan evidente esta afirmación, Sra. Directora, Sra. Subdirectora, que tal y como constantemente le he referido, algunos funcionarios prefieren ir a Mansilla a hacer poco o nada, en labores sencillas y cómodas, perdiendo la hora y media que supone de traslado que pedir para el CIS; hasta el punto de que no es el primero que llegando al SGPMA y viendo realmente lo que se cuece allí, piensa en volver para Mansilla o incluso personal que tenía pensado pasar unos años de más de “servicio activo”, cuando le ha llegado su momento, se han jubilado voluntariamente.
Por ello, mucho del que quiere venir al SGPMA, sólo “quiere acogerse” a las ventajas que el CIS o el SGPMA suponen, obviando las desventajas.
No obstante, a esta circunstancia, a esta escasa inestabilidad de la plantilla del SGPMA, ha contribuido, también, Vd. Sra. Directora, con algunas de sus decisiones.
La más controvertida, desde mi punto de vista, es la de no permitir el acceso directo del personal de 2ª actividad a puestos de trabajo en el CIS, teniendo que pasar obligatoriamente y anteriormente por puestos de trabajo en el C. P. de Mansilla.
La explicación que le he dado para justificar este planteamiento Vd. parece no entenderla, por ello paso, por última vez a explicársela.
Si un efectivo de interior que pasa a los 57 años a la segunda actividad se le diese directamente un puesto en el SGPMA, se podría garantizar un mínimo de tres años, hasta los 60 años en la que el funcionario podría acceder a la jubilación voluntaria, en ese puesto. Si por el contrario, se le exige pedir un puesto en Mansilla y llevar un determinado tiempo en ese puesto para acceder posteriormente a otro puesto en el CIS, se le resta este tiempo a un posible destino en el SGPMA.
El ejemplo lo tenemos bien claro: en abril de 2023 al SGPMA de León accedieron 2 nuevos funcionarios, en segunda actividad procedentes de puestos de trabajo anterior en segunda actividad en el C.P. de Mansilla. Llegados al Servicio, mi primera toma de contacto se limitó a preguntales cuando se podrían jubilar; el primero de ellos me respondió que en diciembre de ese mismo año, 2023, es decir en ocho meses; el segundo en enero de 2024, es decir en nueve meses; ambos de forma voluntaria con el cumplimiento de los 60 años de edad. Desde dicho momento opté por no formarlos ya que pronostiqué que, aunque su posible intención inicial era seguir en el Servicio, después de dichas fechas, se jubilarían, como de hecho así pasó.
"Señora directora, ha contribuido con algunas malas decisiones. La más controvertida es la de no permitir el acceso directo del personal de 2ª actividad a puestos de trabajo en el CIS"
En este sentido, a Vds., Sra. Directora y Sra. Subdirectora, pienso les falta un poco de empatía, con los planteamientos y pensamiento del personal que tienen a su cargo. Y este pensamiento para el caso, se circunscribe a lo siguiente: “Vale, bien, ¡enhorabuena, compañero! te han dado el CIS. Estoy contento. Vamos a ver lo que hay allí. Allí estoy en León con lo que me voy a ahorrar dos viajes diarios, de lunes a viernes a Mansilla. Eso es mucho tiempo. Además se entra a las 8:30 horas y se sale a las 14:30, por lo que ya no voy a tener que madrugar tanto como hasta este momento venía haciendo. También pienso que, no deberían de hacerme trabajar mucho; estoy en segunda actividad, no tengo ninguna responsabilidad sobre lo que haga, tengo mi edad, estoy bastante cascado, muchos años de servicio interior y con este bagaje no estoy para mucho trote. Y si la cosa no va bien, voy saliendo al paso, y de los meses que me quedan, con vacaciones y demás, me quedan cuatro días efectivos de trabajo porque como me toquen los c…… me jubilo”. Y siendo tan tonto, acerté.
4.- IMPLICACIÓN DEL PERSONAL
Este Sra. Directora es otro punto en que discrepamos respecto de la exigencia y la consiguiente respuesta de los funcionarios al trabajo del Servicio.
Respecto de dicha cuestión, Vd. parece mantener que el personal a mi disposición siempre ha mantenido una disposición, digamos ya, no que absoluta hacia el trabajo, pero sí que razonable. Yo discrepo de dicho pensamiento y digo que salvo excepciones, la disposición-implicación del personal, ha sido más bien justita o escasa; el personal viene a pasar el rato; podría señalar muchos detalles para afirmar lo dicho, pero desisto en el intento de convencerla. No es el objetivo de esta despedida. Sólo un detalle: no creo que en estos seis años haya habido un solo funcionario que haya abierto el manual de funcionamiento para aclarar alguna duda.
Por el contrario, ante órdenes que he dado, he tenido efectivos que directamente han hecho lo contrario; otros que se han pasado el día cuestionándolas, pero cuestionándolas afirmando que como puesto de segunda actividad no tenían ninguna responsabilidad, que no iba a firmar nada; por tanto, ¿qué problema existía para hacer las cosas tal y como las estaba ordenando si quien las iba a firmar era yo? Es decir, era discutir por discutir, hablar por hablar.
También he tenido que soportar “que hiciese yo las cosas que para eso era el Jefe y para eso lo cobraba”, amén de otras menudencias, como referir continuamente “yo eso no lo se hacer”.Eso sí, pese a no tener ni ganas ni intención para aprenderlo, sí aprendieron que el horario era de 8:30 a 14:30. Por ello, ¿es eso lo que entienden Vds. por implicación?
Ante situaciones parecidas su respuesta la he sentido como de querer mirar para otra parte, el clásico “ahora no toca hablar de eso”, o negar la situación y seguir adelante.
Y no quisiera personalizar este apartado con nombre y apellidos, sino con hechos aunque pudieran entenderlo como que me estoy tirando un “pegote” o pasándome de listo, pero voy con ello.
De los distintos efectivos que me han sido remitidos al Servicio, hubo uno, en concreto, que necesité no más de tres horas para decir: “el mejor efectivo que va a pasar por este Servicio en todo este tiempo”. Y creo no haberme equivocado. Ha sido el primer efectivo en seis años que no se limita a remitir los infomes que hago; los lee; y lo mejor: me los revisa, y ¡ole! por él, me los corrige; aunque sólo sea para cambiar el encabezamiento de a quién van dirigidos porque atiendes el teléfono y cuando vuelves al documento ya no sabes dónde estabas.
Y termino con este apartado: eso es implicación.
5.- PERSONAL, HORARIOS, PERMISOS Y OTROS ASPECTOS DE GESTIÓN DE PERSONAL
a) Personal
La falta de personal, principalmente por situaciones de Incapacidad Temporal Transitoria (ITT) de larga duración, ha sido durante estos últimos años una constante del Servicio. La respuesta de este responsable a dichas situaciones ha sido la de reclamarle personal, recibiendo respuestas y promesas tan vagas como que, “después de las Navidades hablamos….”
Uno, pese a ser tan tonto, entendió que por parte de esa Dirección nunca ha habido intención de reponer el personal que se encontraba en estas situaciones de larga duración; que su intención siempre ha sido la de que “el Servicio se ha de comer y aguantar sus propias bajas”; que no se va a reponer ningún efectivo por el hecho de que se encuentre de baja algún efectivo.
Y este pensamiento que, entiendo por su parte como muy respetable, tiene dos pegas fundamentalmente: una, el que para unos servicios se aplique y para otros no; y dos, el que con respecto, concretamente, de este Servicio sus respuestas hayan sido una promesa-mentira para salir del paso de un problema.
Con respecto de la primera cuestión, en el Servicio no ha sentado nada bien que en otros departamentos se haya repuesto con nuevos efectivos las bajas que se han producido; más si cabe cuando estas bajas se previeron desde esa Dirección, desde muy temprano, de larga duración, llegando hasta más de 18 meses el tiempo de estas ausencias.
Y si el puesto de trabajo no fuera exigente, no tendría mayor incidencia. Pero asumir el trabajo de una persona ausente durante más de 18 meses, no resulta fácil.
La otra cuestión resulta fácilmente entendible tras lo señalado: el personal se ha entendido engañado con sus promesas o explicaciones y ha optado, por entre otras cosas, jubilarse. Tal y como le dije en una de mis comunicaciones sobre el particular, pidiéndole más personal, el personal del Servicio se iba a quemar si la situación se prolongaba durante mucho tiempo, como de hecho ha ocurrido.
b) Horarios
De todos es conocido que el personal del Centro de Inserción Social de León, unidad en la que se encuentra incluido el SGPMA de León, desde años viene disfrutando, sin que nadie diga nada, de un “horario especial”, horario que en la práctica ha sido de 8:30 horas de la mañana a las 14:30 horas con sus distintas variantes y versiones.
Esta disparidad no ha pasado desapercibida para el dicente, llegando a pensar que este horario de 6 horas estaba autorizado o “institucionalizado” pues “a rajatable” y puntualísimamente había efectivos que entraban a las 8:30 y salían a las 14:30.
En lo que respecta a mi Servicio, puedo afirmar que la práctica del personal entraba entre las 8:20-8:40 horas y salía a las 14:30.
Todo ello hasta que decidí tomar cartas en el asunto pues llegó un momento en el que tenía efectivos que entraban lo mismo a las 9, a las 10:30, a las 12 o que sencillamente no venían en varios días.
El incidente que marcó mi decisión sobre el tema horario, fue el “ninguneo” hacia mi persona por parte de la Subdirectora del CIS cuando resolvió que fuese yo el que preguntase a un trabajador de mi Servicio para que me aclarase el porqué llevaba, creo recordar, tres ausencias, tres días, sin comparecer ni justificar, al Servicio. Este trabajador es el mismo al que aludo cuando refiero que lo mismo entraba a las 9, a las 10:30 o a las 12:00; pero en todo caso, siempre a partir de las 9.
Requerido este efectivo sobre dichas ausencias, me contestó en su despacho que yo no era su jefe, que no tenía que darme ninguna explicación y que “a la única que tenía que dar explicaciones de sus ausencias era a su jefa”, saliendo del despacho con dicha frase y dirigiéndose al despacho de la Subdirectora del CIS, de donde regresó a los pocos minutos dirigiéndose a mí con un: “ya está; arreglado”.
Así que comencé porque la Dirección del Centro me aclarara cual era el horario oficial del centro, así como por solicitar información sobre el horario particular de todos y cada uno de los componentes del SGPMA de León.
Después de que la Sra. Directora me aclarase que el horario general era de 8:00 a 15:00, no señalándome ninguna excepción a dicho horario, pasé a denunciar que la práctica totalidad del personal de mi Servicio y en general del CIS venía realizando un horario de 8:30 a 14:30, con un incumplimiento generalizado del mismo y solicité la instalación de un dispositivo de control horario.
Hasta la fecha de mi jubilación, mi personal en particular, y en general el del CIS, ha venido moderando los excesos que en materia de incumplimiento del horario se venía realizando aunque en algunos casos, también, se ha optado por eludir los controles horarios, sobre todo a la salida, no fichando en el dispositivo habilitado para ello. En consecuencia esta moderación no sé hasta que punto ha sido real.
Esta moderación en los excesos, la ha reconocido Vd. Sra. Directora, en consecuencia también los propios excesos, aunque, como también Vd. sabe, esto no funciona sino se adoptan medidas y como con “la goma” del argot ciclista, las prácticas, no dudo, se habrán reproducido ya, de nuevo y con casi total seguridad estaremos en el principio del puerto con todo el pelotón agrupado.
Sra. Directora, Sra. Subdirectora, la moderación de los excesos no debe resultar excusa suficiente sobre este particular. El argumento justificativo de que “hemos mejorado” no puede ser suficiente para dar por terminado el asunto. El horario no es objeto de mejora: es objeto de cumplimiento, sin más; más si cabe cuando se han puesto los medios para atajar el problema; en consecuencia la única responsabilidad, ahora mismo está en su tejado. ¿Se imaginan un negocio particular de atención al público llegando sus empleados media hora después y marchando media hora antes? ¿Qué diría el jefe que les paga?
Sobre este problema en particular, parece ser, no obstante y pese a su gravedad, Sra. Directora, no existe la más mínima intención de ponerle remedio. En tal sentido se manifiesta la realidad y los hechos: creo que el responsable de un Servicio debe conocer la hora a partir de la cual puede contar con los distintos efectivos que conforman su plantilla; pese a solicitárselo no se le ha dado más respuesta que un simple, “hemos mejorado”, una respuesta que realmente no responde nada; ¿cuánto?, ¿cinco minutos?; no darse cuenta que hay efectivos que están eludiendo los sistemas de control horario tampoco parece poco creíble por su parte si realmente ha mirado los registros, pues hay personal que antes de mi jubilación lo ha venido haciendo sistemáticamente todos los días a las 14:30 cuando yo abandonaba el centro.
En consecuencia, por sorprendente que parezca, sobre este particular, esa Dirección parece estar en consonancia con la opinión de la Subdirectora del CIS, cuando planteado el problema a ella, me informó en el sentido de que: “yo no voy a entrar en ese tema”.
Y digo sorprendente porque, ¿qué responsable o mando de la Administración no estaría interesado en que los funcionarios de su competencia no cumplieran con el horario establecido? ¿Qué extraños intereses pueden esconderse tras ese “yo no voy a entrar en ese tema” de la Subdirectora del CIS?
El pensar de la práctica totalidad de la plantilla que presta sus servicios en el área de vigilancia del CIS, los únicos que al estar sujetos a relevos cumplen con el horario, viene a redundar en un mismo origen del problema: los Directores de Programas.
Los Directores de Programas, como Vd. bien sabe, son antiguos responsables, (Directores, Subdirectores, Administradores, etc.), de los centros penitenciarios que, cesados o abandonando estos puestos de libre designación, no pudiéndolos reubicar en cualquier puesto de trabajo por el nivel consolidado a los largo de los años, los remiten al CIS. Estos efectivos han llegado a contabilizar hasta casi una decena.
Estos puestos de trabajo, sin embargo, que se sepa, no tienen ningún tipo de prebenda horaria, siendo su horario, el normalizado para todos los servicios administrativos del establecimiento, de 8 a 15 horas, el que deben de cumplir.
Parece ser, sin embargo, que fueron estos efectivos los que iniciaron estas practicas sin que el responsable de la unidad, el Subdirector/a del CIS nunca dijera nada, ni siquiera tocar el tema. Y parece entendible, porque como dice el refrán: no mandes a quien mandó, ni sirvas a…… Y de esta forma parece ser se ha institucionalizado un horario en la mente y en el hacer de todos que resulta claramente irreal.
Lo cierto es que, tal y como se ha venido cumpliendo con el horario, con todas las horas perdidas, en el SGPMA y en general en el CIS, se podría contar con un efectivo más, cuestión o solución por la que tampoco quiere pasar esa Dirección.
Independientemente de ello, esa Dirección es la única competente para decidir con que efectivos se han de cubrir los servicios, hay hechos mucho más objetivos e irrebatibles que paso a comentar.
El cumplimiento de la ley.
Establece el Real Decreto 33/1986, de 10 de enero, por el que se aprueba el Reglamento de Régimen Disciplinario de los Funcionarios de la Administración del Estado en su Artículo 7, apartado l que son faltas graves: el incumplimiento injustificado de la jornada de trabajo que acumulado suponga un mínimo de diez horas al mes.
Como igualmente establece el mismo Real Decreto en su artículo 8 que son faltas leves:a) El incumplimiento injustificado del horario de trabajo, cuando no suponga falta grave.
Y en este sentido parece razonable que si la totalidad del personal del CIS está sujeto al cumplimiento de unos horarios, resulta razonable que estos se cumplan, así como que, mensualmente, se realice un seguimiento y control efectivo de su cumplimiento a través de los medios que se habilitan para ello. No creo que nadie pueda poner el grito en el cielo por ello.
El agravio comparativo.
Cuando yo accedí a este puesto de trabajo mi primer día a las 7:30 horas, los compañeros del área de vigilancia me dijeron: “¿pero tú estás loco? ¿Qué haces aquí a estas horas? Aquí todo el mundo llega a partir de las 8;30 horas y nadie dice nada.”
Lo cierto es que suponiendo que el horario normalizado era de 8 a 15 horas y teniendo una necesidad familiar que atender, creí que entrando a las 7:30 horas de la mañana y saliendo a las 14:30, lo estaba haciendo correctamente.
Mi sorpresa fue cuando, efectivamente, la práctica totalidad del personal del SGPMA y del CIS entraba a las 8:30 horas y salía a las 14:30 horas.
En este contexto, Sra. Directora, Sra. Subdirectora, ¿cómo creen Vds. que puede sentirse el Jefe de una unidad que es el primero en llegar y muchos días, el último en marcharse? ¿Por dónde creen que debió de pasar la solución, por adaptarse a lo que hay cuando llegas, claramente ilegal, o por cambiar y cumplir con lo que legalmente está establecido?
La imagen pública.
Quizá sea ésta la justificación menor, pero para mí es la más importante. Y es que, a menudo, se habla del comportamiento del funcionariado público, en concreto, de sus excesos, etc... ¡No me extraña! Si son los superiores los que no adoptan medidas, ¿se va a quejar alguien por hacer diariamente una hora menos?
Y es entonces cuando volvemos al criterio anteriormente señalado, respecto de los tipos de jefes existentes y los cambios que he sentido se han producido en la Administración.
A lo largo de mis 35 años de servicio, he notado, se ha producido en la Administración, concretamente en la Penitenciaria, aunque entiendo que lo dicho podría ser perfectamente aplicable a la Administración General del Estado a la Autonómica y a la local pues cada vez, entiendo, todas van a la par, un cambio substancial.
Es así que, durante mis primeros 20 años he conocido una Administración que aunque un poco tosca, anárquica y falta de medios, funcionaba bien, funcionaba con criterios y efectivos estrictamente profesionales. Los jefes eran mejores o peores pero atendían o mandaban en base a criterios, básicamente, profesionales.
A estos tiempos, le siguió otro momento, que se remonta a “M.R.”, cuando esta Administración pasó a regirse por criterios teledirigidos, más politizada y menos profesional. Los problemas se tratan y solucionan al modo y ejemplo de los políticos. Incluso los cargos son meros ejecutores políticos. Concretando más , si cabe: antes cuando yo tenía un problema profesional hablaba con mi superior y tenía la sensación de que se cogía el toro por los cuernos, se intentaba solucionar o el superior te decía directamente que no. Desde hace tiempo, dices algo y poco menos que se te tacha de apestado; no te digo nada si lo haces por escrito y por registro; hay mandos tan ñoños que hasta te dejan de hablar; en general lo más probable es que, sin que lo sepas, se deje pasar la tormenta, se te toree hasta que pase, se mete la mierda debajo de la alfombra en la confianza de que, ¿quien se va a quejar de hacer 5 horas semanales menos?, y literalmente, ni haya existido problema, ni ná.
El problema es que cuando la mierda aflora, normalmente porque como el dinero, la mierda llama a más mierda, la dejación a mayor dejación y el pasotismo a más pasotismo. Entonces nadie da crédito a la pelota que se ha formado, justificándolo en la clásica sucesión de hechos y errores que acostumbramos a oír en las explicaciones administrativas.
Pero esto solo tiene un nombre: dejación, abandono o comodidad. El tema del horario, en nuestro caso, es lo mismo. Si te pagan porque hagas de 8 a 15 horas, ¿qué interés puedes tener como mando en que dicho horario no se cumpla? ¿Crees acaso que tus compañeros, aunque hayan sido mandos te van a tener en menos estima, te van a coger rabia o te van a dejar de hablar? Al contrario. Ellos también fueron mandos y exigieron a los demás su cumplimiento. En consecuencia, bueno sería que “fuéramos todos y yo el primero por la senda...”
Otro aspecto que contribuye a una importante aminoración de la jornada de trabajo en el CIS es el tema del descanso reglamentario para tomar un bocadillo, un café o un tentempié, tiempo que, al parecer, está estipulado en 30 minutos diarios. Sin embargo, por la ausencia de lugares donde realizarlo, raro es el efectivo que no necesita, entre ir y volver, de unos 50-60 minutos para un descanso que está establecido legalmente.
También, aunque, al parecer está perfectamente reglado en el Centro Penitenciario de Mansilla, con lo cual debería de ser de aplicación al Centro de Inserción Social por constituir una unidad dependiente de áquel, tampoco existe ningún tipo de control, ni en el SGPMA ni en el propio CIS sobre otro tipo de salidas, pudiendo el personal salir del centro de forma indiscriminada y sin ningún tipo de control al médico, a la I.T.V., o a donde consideres oportuno, como de hecho ha acontecido.
Por último y con respecto de los doblajes en el turno de tarde, hubo un curso académico en el que, dos días por semana, acudía a un centro deportivo en las proximidades del CIS. Mi horario de actividad deportiva era de una hora, entre las 19:00 y 20:00 horas. Pues bien, había un día concreto, de los dos, en el que la persona que doblaba en el SGPMA en el turno de tarde, a las 20:05 ya había marchado para su casa.
Todo este tipo de incidencias me lleva a la conclusión de que gran parte del personal del CIS y del propio SGPMA podría estar haciendo, según los casos, entre las 25-30 horas semanales; Algunos incluso menos de 20, según la semana, pues de estar bien hecho el libro de servicios, como ya he señalado acceden al centro entre las 9 y las 12:30 sin conocer los motivos de horarios tan dispares.
c) Licencias y permisos
Sobre este particular, me gustaría comentarles dos asuntos: el primero, la autorización por parte de esa Dirección, de la totalidad de permisos que se le solicitan, encontrándose con situaciones en las que a la totalidad del personal administrativo, tres efectivos, se les ha autorizado la misma quincena de vacaciones; segundo, la negativa a dar alguna explicación a este incidente, cuando se le ha solicitado.
En relación al primero, es la primera vez que en 35 años veo dar a la totalidad del personal vacaciones en una quincena. Me imagino que en el resto de los departamentos, en administración, en personal, peculio, gestión o tratamiento no habrán seguido los mismos criterios, pero por una simple cuestión de seguridad no me parece lo más adecuado.
Por otra parte entiendo que en última instancia, Vd., Sra. Directora es la responsable de autorizar los permisos. Aún siendo así, creo no le hubiese costado nada darme una explicación sencilla de lo ocurrido.
6.- LIMPIEZA
Este ha sido un tema recurrente y motivo de multiples quejas durante los últimos seis años que he dirigido el Servicio.
Por resumirlo, muchas han sido las quejas que se han trasladado a la Subdirectora del CIS sobre dicho particular. Principalmente en el sentido de su periodicidad con motivo de que se hayan pasado semanas completas sin prestarse este Servicio y por su deficiente calidad, donde algunos profesionales lavaban solo con agua, otros solo con lejía, otros solo el suelo, otros solo las mesas, etc.
La respuesta de la Subdirectora del CIS es que si no estábamos de acuerdo con el servicio de limpieza, que le remitiésemos un informe con las deficiencias y propuestas que considerásemos convenientes cambiar. Por supuesto, nadie ha perdido el tiempo en elaborar dicho informe, con lo cual el mal servicio ha continuado. Amén de lo dicho, hay mandos que tienen por costumbre recibir de mal grado los informes que se le remiten, que se les atragantan los informes y las críticas, cuestionando todo lo que en ellos se dice, llegando hasta el punto, como le he señalado, de dejar de hablar a los remitentes. Ahora que el tiempo no es un problema para mí, que es lo que me sobra, tengo a bien remitirle el informe solicitado.
Primero. Que el servicio de limpieza ha funcionado mal durante los últimos años que he dirigido el SGPMA es una evidencia palpable. Por varios motivos que ya he señalado. Parece que barrer y fregar no requiere de ningún conocimiento. Pues muy a su pesar, sí.
Segundo. Además de lo señalado ya, hay internos/as que más que fregar, te encharcan el suelo, teniendo sobre todo por el invierno 15 minutos de espera hasta que seca el despacho.
Tercero. Tampoco ayuda mucho el que la limpieza tenga que realizarse dentro de la jornada personal del trabajador.
De hecho, suele ser habitual que, en la práctica totalidad de las dependencias, la limpieza se realice fuera de la jornada laboral de sus trabajadores o en ausencia de estos. Por varias cuestiones:
- no interferir en el desarrollo del trabajo. Menos molestias. Más rendimiento. Si se friegan suelos, por ejemplo, hay que esperar a que sequen para continuar con la tarea.
- evitar el contacto con determinadas substancias que forman parte de los productos utilizados en la misma limpieza.
En nuestro caso, la limpieza se tiene que hacer, ineludiblemente por las mañanas, entre otros motivos porque:
- esta limpieza la realizan los propios presos, a los que hay que vigilar pues no es el primer caso de un preso que “se hace” con los datos personales de un funcionario para realizar negocios en el exterior con el consiguiente perjuicio.
-forma parte del horario de su jornada laboral.
Dicho esto, con todos los inconveniente señalados, ¿como es que la Administración Penitenciaria persiste en el empeño de preservar el modelo? Si tan bueno es, ¿porqué no lo “exportamos” a otros servicios de la Administración y ponemos por ejemplo presos a limpiar las oficinas de Hacienda o de la propia Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, 5 plantas, en la calle Alcalá 40 de Madrid?
La respuesta se antoja muy sencilla de entender. El CIS de León tiene dos unidades: la que constituye el propio CIS y el SGPMA. Entre ambas unidades suman unos 12 despachos ( con unos 19 puestos de trabajo), 4 baños y las consiguientes áreas comunes o zonas de paso. De la limpieza de todos estas unidades se encarga un preso/a. Y yo entiendo que la Sra. Subdirectora del CIS proclame, que la Administración Penitenciaria optimize sus recursos. Pero ¿saben cuanto cobra este preso/a por su trabajo? ¡Pues claro que lo saben! Imagino, Sra. Directora que, Vd. como representante de la entidad que abona las nóminas a dichos internos conocerá que su sueldo son 120 € mensuales. Como conocerá, por lo menos así me lo han trasladado a mí los propios presos/as que, “para llevarlo bien, si quieres progresar, no te puedes negar”.
La verdad es que uno, a veces, confunde los términos o por lo menos no los tiene del todo claros; pero dichas situaciones, ¿se podrían aproximar en algo a lo que el común de los mortales entiende por esclavitud y chantaje? Mientras tanto, ¿saben quiénes pagan el pato? Los funcionarios, el personal. En mi caso, he de decir que desde el momento que me comentaron por vez primera la situación, he aprovechado los viernes, que muchos de ellos he estado solo, por la tarde,y no me duelen prendas en decirlo, para fregar mi oficina.
Hace escasamente unas semanas leía un artículo relacionado con el trabajo que desarrollan los internos en las cárceles españolas, trabajo que pese a la alta demanda, (a falta de pan, buenas son tortas), desde mi punto de vista se encuentra rayando la explotación.
El organismo que se encarga de la organización del trabajo productivo penitenciario y su oportuna retribución, debiera como mínimo revisar, si es verdad porque los presos suelen habitualmente hacerse los mártires y mentir, sus salarios, o al menos, éste concretamente.
El empleador de estos presos que como Vds. saben se denomina Trabajo Penitenciario y Formación para el Empleo (TPFE) es una entidad estatal de derecho público con personalidad jurídica pública diferenciada, patrimonio y tesorería propios, así como autonomía de gestión y plena capacidad jurídica y de obrar que funciona lo más parecido a una empresa privada pese a encontrarse adscrita al Ministerio del Interior, a través de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias.
De esta forma, este matrimonio resulta poco menos que perfecto: la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias pone la mano de obra y Trabajo Penitenciario y Formación para el Empleo, a través de los talleres penitenciarios y de los distintos servicios que realiza en los centros penitenciarios como el aludido de la limpieza, produce y factura. Sólo espero, como he señalado, que no sea en todos los casos a estos precios.
7.- CUMPLIMIENTO DE PENAS Y SERVICIOS DE VERIFICACIÓN
Los Servicios de Verificación son órganos dentro de los propios SGPMAs que se encargan de visitar las distintas entidades donde cumplen los penados para comprobar que los penados, efectivamente, están realizando su cumplimiento de forma normalizada, informando y resolviendo todas las dudas que durante el cumplimiento se presentan en estas entidades.
Estos Servicios, nacieron por la necesidad de comprobar que realmente las penas de Trabajos en Beneficio de la Comunidad se estaban cumpliendo conforme los criterios establecidos en los planes de ejecución y su labor resulta fundamental en la ejecución de los planes que se realizan a los penados.
Sin embargo, este responsable ha venido detectando graves carencias en su funcionamiento, entre las que destaco tres, fundamentalmente, en lo que respecta al SGPMA de León:
a) Incremento de la actividad con la emisión de al menos 3-4 informes semanales, como mínimo. En la actualidad se están elevando a esta Jefatura un sólo informe semanal por cada uno de los 2 verificadores existentes. Si tenemos en cuenta la extensión y dispersión geográfica que en la provincia existe con al menos 200 entidades locales, la actividad actual está lejos de lo aconsejable.
b) Extensión de las visitas y verificaciones de forma normalizada a las tardes y fines de semana. En la actualidad estas verificaciones al tener horario el personal del Servicio en turno de mañanas, quedan desatendidas, siendo cada día más los penados que por motivos laborales realizan los cumplimientos en fines de semana.
c) Rapidez y agilidad en la gestión y pago de las comisiones de servicio que generan estas visitas. A menudo he recibido queja del personal encargado de realizar estas visitas en el sentido de que “nunca hay dinero”, que llevan dos meses pendientes del pago y gastos que han adelantado para las preceptivas visitas sin que se les haya abonado dichos gastos.
Estas disfunciones, por otra parte, generan o inciden en que cada vez son más más continuas y jstificadas las sospechas respecto de las entidades en las que no se cumplen realmente las penas, con situaciones tan evidentes como el hecho de llamar a un penado que teóricamente tiene que estar cumpliendo la pena y oír de ruido de fondo la televisión, (transcurridos unos segundos el volumen desaparece), el canario o cosas por el estilo, señal inequívoca de que se encuentra, realmente, en su casa.
Igualmente esta circunstancia, está estrechamente relacionada, sobre todo en entidades muy pequeñas, con el parentesco que mantienen algunos penados con los encargados de realizar el cumplimiento en ellas, situaciones que en algunos casos les ha llevado a afirmar, sin ningún rubor y en mi presencia que ellos “lo quieren hacer en su pueblo porque conocen al que lo lleva y no hacen nada”.
Por último, sobre este mismo aspecto, convendría realizar de forma inmediata una verificación de los penados que cumplen sus penas de TBC en el interior del Centro Penitenciario de León, donde cada vez son más frecuentes, continuas y normalizadas las afirmaciones, a todas luces fiables, entre su personal de que los penados “no hacen nada”, que “los TBCs no los cumple nadie”, “los TBCs no los cumple ni Dios”, “se pasan toda la mañana jugando al parchis”, etc...
Estas afirmaciones, por continuas, no dejan de sorprender a este responsable y aunque la palabra “nadie” pudiera resultar muy categórica, este responsable está en el convencimiento absoluto de que un porcentaje muy importante de estas penas en el Centro Penitenciario, efectivamente, no se cumplen.i
Y tiene visos de ser realidad por una razón adicional: la práctica totalidad de la labores o trabajos que se realizan en un módulo o departamento están perfectamente distribuidas y delimitas por los denominados “destinos”, penados que se encargan de la limpieza de la totalidad de las zonas del departamento, reparto de la comida, despacho del economato, etc. En consecuencia, si todas las actividades están distribuidas entre destinos que, además, están remunerados, ¿qué otras labores quedan pendientes para los que tienen pendiente el cumplimiento de penas de TBCs?
Igualmente me asalta la duda de aquellos penados que teniendo pendiente el cumplimiento de los TBCs tienen otras actividades ya bien sean de tratamiento, deportivas, culturales o de cualquier otra índole. El hecho de que, normalmente, los penados a TBCs cumplan al milímetro no resulta razonable con el hecho de compaginar estas tareas con sus cumplimientos.
En otro orden de cosas, entiendo que la Directora y la Subdirectora sean los últimos responsables de todos los servicios del centro penitenciario, incluido el SGPMA. Pero a la vez se se ha de preservar la independencia y autonomía en las decisiones del responsable de los SGPMAs, el Jefe de Servicios. Y este aspecto no deja de ser superdelicado cuando el Jefe de este Servicio es a la vez el inferior jerárquico de una de las entidades sobre la que ha de realizarse una verificación, como es el caso del Centro Penitenciario donde su Directora, como he dicho, es el último responsable del SGPMA. Por ello, ¿resulta razonable que la responsable de una entidad que ha de someterse a un control, a una investigación, a una verificación como es el caso, pueda determinar su suspensión de forma unilateral por el hecho de que no va a estar presente el día que se ha fijado con mucha antelación?
Y lo comento para explicar que días antes de mi jubilación, el Centro Penitenciario, después de no haber tenido, como mínimo, en los últimos seis años ninguna, tuvo anunciada una visita de verificación con la suficiente antelación para que ésta fuese preparada por sus responsables, visita que fue suspendida, de forma unilateral, a tres días de producirse, por la Sra. Directora del Centro Penitenciario.
7.- INDICES DE CALIDAD DEL SERVICIO
Como les decía, Sr. Directora, Sra. Subdirectora, el Servicio desde hace bastante meses venía desarrollando sus funciones bastante mal. La situación de carencia de personal lo ha propiciado. El hecho de que a primeros de año, según parece, (pues a este responsable, desde esa Dirección y Subdirección, nunca se le ha comunicado las bajas que en el Servicio se producen como entiendo que debería de haber sido siempre para conocer en todo momento con el personal que el Servicio cuenta, me imagino que para no tener que aguantar la solicitud de restitución), se hayan jubilado dos efectivos, sin restiuirse lo ha propiciado en gran medida. No obstante, el tema venía ya trastabillado.
Esta situación, ha hecho saltar las alarmas en nuestro Centro Directivo, propiciando la Inspección que este año hemos tenido.
Independientemente de ello, la calidad de un Servicio, no se mide exclusivamente por estos parámetros fijados por Madrid. Bien está, en este sentido que el trabajo que entra en el Servicio se tramite y gestione en determinados plazos, pero no son criterios únicos.
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